Se ha acabado ya la sexta temporada de Juego de Tronos y la serie continua rompiendo récords y siendo el boca a boca habitual más fuerte en esto de las tendencias televisivas. El monstruo de HBO, a pesar de encarar su recta final, sigue dando mucho de qué hablar.
A mí me tiene más entusiasmado la nueva apuesta de la cadena para este otoño (Westworld, ¡ya con tráiler!) y no os voy a mentir, mi atención está realmente puesta en la saga literaria que da pie a esta adaptación; Canción de Hielo y Fuego, que tanto se demora en escribir George R. R. Martin.
De la serie, es decir, de Juego de Tronos, solo me he visto la primera temporada (y algunas otras escenas sueltas). Y de los libros, hasta ahora, me he leído los tres primeros (pendiente estoy este verano de leer Festín de Cuervos). Sin embargo, eso ha sido suficiente para mí para darme cuenta de que odio (bueno, odiar quizá sea una palabra muy fuerte), más bien repudio, al personaje de Daenerys Targaryen. No puedo con ella. ¿Por qué? No lo tengo muy claro, pero quiero intentar aclararlo y plasmar esto por algún lado, y ya puestos, comentar algunas otras cosillas de esta saga de fantasía.
¿Qué mejor lugar que mi querido blog para hacerlo?